A pesar de haber caído 6-3, 6-4 y 6-2 ante el francés Paul-Henri Mathieu, de forma totalmente esperada, el brasileño Gustavo Kuerten salió este domingo por la puerta grande del que ha sido su torneo, Roland Garros.
Gustavo Kuerten nació en la ciudad brasileña de Florianópolis y, en un país sin apenas tradición tenística, este chico flaco y desgarbado prefirió la raqueta a la pelota. Una decisión que los aficionados al tenis le tienen que agradecer porque Guga, como era conocido en el circuito, ganó tres Roland Garros (1997, 2000 y 2001), una Copa Masters (Lisboa, 2000) y fue número uno mundial durante 43 semanas a partir de diciembre de 2000. Trece años después de su debut en 1995 el brasileño se despide del tenis profesional en su segunda casa, las pistas de Roland Garros.
Kuerten sabía que 2008 era su último año, su maltrecha cadera no le ha dado otra alternativa. Antes de París había jugado los torneos de Costa do Sauipe, Miami, Florianópolis y Montecarlo. En todos ellos había caído en primera ronda también, pero eso es secundario para este extraordinario tenista, su única pretensión para este año era irse despidiendo de todos los escenarios significativos en su carrera deportiva.
Los que le conocen personalmente dicen de él que sólo su calidad humana supera a su calidad tenística. Y es que Guga Kuerten ha calado muy hondo entre sus compañeros, siempre con su eterna sonrisa a pesar de que desde bien joven conoce lo que son los reveses en la vida. Tenía 8 años cuando su padre murió de un infarto mientras arbitraba un partido de tenis y su hermano Guilherme murió hace unos meses a los 28 años de edad tras haber pasado su vida postrado en una silla de ruedas aquejado de parálisis cerebral. El brasileño siempre ha apoyado las causas benéficas y no es de extrañar que haya creado su propia fundación, el Instituto Guga Kuerten, a la que se dedicará al 100% a partir de ahora.
Kuerten, el jugador de la eterna sonrisa, se despidió entre lágrimas del marco donde logró sus mayores éxitos. Un capítulo de la historia del tenis se cerró ayer en la Philippe Chartier de Roland Garros que atronó por última vez al grito de ¡Guga, Guga! El público parisino decía así adiós al tenista que les regaló su corazón dibujándolo sobre la tierra de esa misma pista antes de levantar su tercera y última Copa de los Mosqueteros conquistada ante Àlex Corretja en el año 2001.
Hace 11 años
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