Hoy se cumplen 20 años del fallecimiento del francés Jacques Anquetil, 'Míster crono' o 'Maestro Jacques', como era conocido el primer ciclista que ganó cinco Tours de Francia. Una leyenda que pasó a la historia, además por una curiosa personalidad en la que destacaba su sencillez y señorío, como señala uno de sus mejores amigos, el español Julio Jiménez, en las páginas de El Mundo.
Quincampoix, una aldea normanda, vio nacer a Jacques Anquetil el 8 de enero de 1934. En el mismo lugar reposan los restos de un mito que detuvo el reloj para siempre en Rouen el 18 de noviembre de 1987, a los 53 años, derrotado por un implacable cáncer de estómago en unos pocos meses. Sus familiares y amigos le han rendido un homenaje este fin de semana. El único español invitado por la familia de Anquetil ha sido otra leyenda del pedal, Julio Jiménez, el 'Relojero de Ávila' y señor de las cumbres.
"Anquetil y yo fuimos compañeros y grandes amigos, para mi era casi un hermano. Después del Tour íbamos juntos a correr criteriums. Le recuerdo con enorme cariño, aparte de un gran campeón era un señor fuera de las carreteras, sencillo, noble y generoso, que nunca perjudicó los intereses de sus compañeros aunque fuese el líder del equipo", recuerda Jiménez.
Anquetil, con un palmarés de 5 Tour, 2 Giros, 1 Vuelta y 9 títulos mundiales contrarreloj en 16 años de carrera profesional, coincidió con el ciclista abulense en el equipo Ford durante tres temporadas. Juntos fueron uña y carne en la ruta y a la hora de compartir pruebas de exhibición y distendidas cenas.
Anquetil sacó la cara en un tema de plena actualidad en estos primeros años del siglo XXI: el dopaje. Admitió haber consumido drogas, e incluso le espetó a un Ministro francés en un debate televisivo: "Solo un idiota se puede imaginar que se puede hacer una Burdeos-París a base de agua. Los corredores tienen el mismo derecho a tratar sus dolores que un profesor de geografía". Palabras que pocos ciclistas se han animado a pronunciar en los tiempos presentes.
Tampoco era un santo delante de un buen vino o de una cerveza, su bebida favorita. Le gustaba vivir la vida, con independencia de su dedicación a la bicicleta. "Tomaba cerveza hasta en carrera. A veces se la ponían en la bolsa y otras se la compraban sus gregarios en los bares", comenta Julio Jiménez.
Sonada fue la farra en la que intervino Anquetil en 1964. Jiménez no olvida aquella hazaña: "Ese año gané una etapa del Tour en Andorra y al día siguiente había jornada de descanso. Anquetil abusó de los caracoles y de la bebida, sobre todo de la cerveza. Al día siguiente atacaron de salida los compañeros de Bahamontes. Yo creí que iban a por mi pero iban a por Anquetil porque se habían enterado de la fiesta de la noche anterior. Pasó el primer puerto descolgado con tres minutos, pero en la bajada se lanzó y alcanzó a todos. Aquello fue inolvidable".
Federico Martín Bahamontes, "El águila de Toledo", ganador del Tour en 1959, se rinde a la calidad de Anquetil, pero nunca olvidará que le arrebató en 1963 en Chamonix su segundo Tour. "Tenía un equipazo y remataba siempre en las cronometradas. Nunca olvidaré la etapa de Chamonix. Ese día me la jugó sirviéndose de un motorista que le lanzó en la llegada. Me quitó el Tour", recuerda Bahamontes.
"La última vez que le vi fue en 1985, cuando le pedí que viniera a la Vuelta a Cantabria. Fue cuando me dijo que tenía cáncer. Fui a buscarle a Biarritz y siguió la prueba con el director de carrera. El organizador me pidió que le atendiera a conciencia y le llevé a comer marisco, que era una de sus principales aficiones. Ese día pidió con mucha pena que le permitiéramos beber un poquito de vino blanco, pero su mujer lo impidió por su enfermedad. Se fue contento de Santander y fue la última vez que vino a España", contó Jiménez.
Hace 11 años
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