domingo, 21 de octubre de 2007

Jorge Lorenzo, bicampeón del mundo

"Tienes que recuperar esa mirada. La mirada del tigre, amigo, la mirada del tigre", le dice Apollo Creed mientras entrena a Rocky Balboa en la tercera entrega de la saga. Esa frase la ha hecho suya Jorge Lorenzo, entregado en cuerpo y alma a las motos, incluso antes de comenzar a dar sus primeros pasos. Se volvía loco cuando apenas levantaba un palmo del suelo y veía una moto. Gateaba y gateaba hasta conseguir que alguien le alzara al sillín. Una vez arriba, su juego favorito consistía en agarrarse al manillar e imitar el sonido del acelerador. Con estos antecedentes, su futuro estaba más que predestinado. Un sueño de niño, transformado en realidad.

El 'proyecto Lorenzo' se gestó en una mensajería de Palma de Mallorca, donde se conocieron sus padres. Para María, su madre, el embarazo no fue obstáculo y siguió trabajando encima de su Vespino mientras Jorge crecía en su vientre. Entretanto, Chicho, su padre, cambió la mensajería por un taller -como no- de motos. El niño crecía feliz, siempre rodeado por el ambiente de las dos ruedas, mientras veía a sus progenitores competir los fines de semana en carreras de velocidad y resistencia. Carente de los suficientes recursos económicos para comprarle una moto, el cabeza de familia se las ingenió para construirle a su hijo su primera moto.

Con tres años, se subió a una para no bajarse jamás. Un terreno cercano a su casa le servía campo de entrenamiento y pocos meses después tomaba parte en una carrera de motocross del Campeonato de Baleares, donde se estrenó en una prueba oficial, aunque sin los permisos necesarios.

Tuvo que esperar tres años más -ya con seis- para adentrarse en el mundo de la competición con una licencia reglamentaria. Ganaba toda carrera a la que se presentaba (minicross, motocross, trial, minimotos, supermotard, scooter, etcétera) y con sólo 10 añitos ya tenía en su poder ocho Campeonatos de Baleares. Era el momento de dar un paso más y debutar en la Copa Aprilia, una prueba que le cambió la vida. En la última carrera, en el circuito de Jerez, Dani Amatriain se fijó en él. "Aunque era muy pequeño, parecía un veterano por la forma que tenía de pilotar; me impresionó", recuerda el ex piloto de superbikes. "Después, su padre vino a verme a Barcelona. Me explicó que tenía dificultades para llevar hacia delante el proyecto y me dejó una cinta de vídeo con las carreras de su hijo. Fue verla y plantearme el formarle como piloto".

Jorge Lorenzo, como en el caso de Dani Pedrosa, se inició de la mano de su padre para acabar en las de un profesional, una persona que conoce en profundidad el complicado mundo de las dos ruedas. "Mi idea era formarle desde pequeño y que sólo tuviera que ocuparse de pilotar, sin tener que preocuparse de otros temas. Yo corrí durante 11 años; tenía que buscarme los patrocinadores y ocuparme de todo, sin la tranquilidad de poder pensar sólo en correr. Eso me desgastó mucho como deportista", afirma el que desde ese mismo día se convirtió en su mánager y protector.

Con 11 años, ya dentro de la estructura del equipo Montau y siempre con la publicidad de Chupa Chups en su casco, arrasó en la Copa Aprilia de 50 cc, ganando cinco de las seis carreras. Al año siguiente, tomó parte en la Copa Aprilia de 125 cc para adjudicarse cuatro de las seis carreras y hacerse con el campeonato; y uno después, debutar en el Campeonato de España (CEV) de 125 cc. Tuvo que esperar hasta 2001 para dar el salto al Europeo. Tenía sólo 14 años y necesitó un permiso especial de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) para poder debutar, terminando el campeonato en sexta posición pero conociendo la cara más amarga de las carreras, su primera lesión seria (rotura de clavícula).



La recuperación fue rápida, tanto que en la siguiente temporada (2002) dio el salto definitivo al Mundial aunque, una vez más, tuvo que esperar a cumplir la edad reglamentaria. Se perdió los dos primeros grandes premios de la temporada, para debutar en Jerez con 15 años y un día, teniendo el privilegio de ser el piloto más pequeño en hacerlo. En la cuarta prueba, en Montmeló, conseguía sus primeros puntos y con ellos el récord de ser el más joven en lograr puntuar en el Campeonato del Mundo. El salto a la profesionalidad de 'Lolly Boy' ('el chico del Chupa Chups') trajo consigo una preparación física concienzuda de la que se ocupa desde entonces Marcos Hirsch, que ha terminado convirtiéndose en su amigo y consejero a la hora de calmar su ansiedad para alcanzar la madurez necesaria.

En 2003 llegaría su primera victoria mundialista (Gran Premio de Brasil), para dos años después dar el salto al cuarto de litro y alcanzar la mayoría de edad. Fue entonces cuando, como todo joven en busca de independencia, se sacó el carnet de conducir para ver cumplido su sueño, comprarse un BMW X5. Su paso por la autoescuela le deparó nuevas amistades. Xavi, su profesor, lo había sido antes de Samuel Eto'o y de otros futbolistas del Barcelona. 'Giorgio', como se le conoce en el 'paddock', esperó su momento. Azulgrana hasta la médula, terminó conociendo al futbolista camerunés para entablar una amistad inquebrantable.

2006 supuso su espaldarazo definitivo. El equipo Fortuna se pasó de Honda a Aprilia y los resultados fueron espectaculares desde los entrenamientos de pretemporada aunque tuvo que esperar hasta el último gran premio, el disputado en Cheste, ante su público, para alzarse con el campeonato. Esta temporada ha repetido título con una actuación arrolladora, sin concesiones para sus rivales, para acumular nueve victorias -las mismas que Max Biaggi (su ídolo de juventud), Valentino Rossi y Marco Melandri cuando se proclamaron campeones del mundo del cuarto de litro- y otras tantas 'poles position'. Hoy no pudo culminar el Gran Premio de Malasia con una victoria -fue tercero-, pero cuando restaban dos virajes para el final de la carrera en su 'box' comenzaron los preparativos y festejos. Mika Kallio tiró a Andrea Dovizioso, con lo que Jorge Lorenzo ya era bicampeón del mundo del cuarto de litro para entrar en el selecto grupo comandado por Sito Pons (1988 y 1989) y Dani Pedrosa (2004 y 2005), los únicos pilotos españoles con un doble título mundial en la categoría de 250 cc.

Lorenzo ha aprendido en el presente curso a gestionar las situaciones adversas y ha alcanzado la madurez necesaria para dar la próxima temporada el salto definitivo a MotoGP de la mano de Yamaha para compartir 'box' con Valentino Rossi, el maestro del 'atrezzo'. Al igual que el campeón italiano, Jorge encuentra la inspiración y la motivación necesaria bajo un disfraz, como el lucido en Sepang para despedirse de la cilindrada que le ha dado la gloria con sólo 20 años. En la saga cinematográfica del boxeador Rocky Balboa ha encontrado la estimulación necesaria para prepararse psicológicamente antes de las citas clave. Jorge Lorenzo, la mirada del tigre.

Fuente: elmundo.es

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